En la frontera de Huaquillas había muchisimo movimiento de gente, nos informaron que para hacer los tramites del auto teníamos que sacar varias fotocopias y después esperar que llegue el encargado. Una vez que llego nos llevo a una oficina con aire acondicionado y lleno todos los formularios preguntándonos los datos del auto, cuanto tiempo nos queríamos quedar, nos contó un poco de lo lindo que es Ecuador y nos dejo seguir. Nunca supo cual era nuestro auto, ni lo miraron, nadie lo reviso, nos subimos al auto y nos fuimos.
El paisaje se vuelve verde y a los costados de las carreteras se ven puros sembrados de banana. Se empieza a sentir el cambio, además de que adelantamos una hora, cambia el tono al hablar, hace mucho calor y se empieza a escuchar salsa por todos lados...
Llegamos a la ciudad de Machala donde nos recibió Wilson y su familia. Nos llevaron a conocer la plaza central, que además de una fuente, tiene música ambiental. Desde unos pequeños parlantes escondidos tras los arboles, palmeras y plantas, salen boleros, baladas...
Wilson nos invito a comer y conocimos una de las comidas típicas de la costa de Ecuador: Los patacones. Que son plátano verde que se fríe, se aplasta, se vuelve a freír y se come. También nos ayudo a elegir por que camino seguir subiendo hacia Quito. Ya que una de las ruta es más plana pero en un momento se une con otra por la que transitan muchos camiones que vienen de la costa y se hace muy pesado el transito. La otra ruta, que es la que elegimos para ir, es por la montaña, con mas curvas y subidas pero con menos autos por lo cual podemos llegar más rápido.
En los días en Machala aprovechamos a conseguir un convertidor de voltaje, ya que de aquí en adelante la corriente es 110 V.
A la mañana temprano Wilson nos despidió con un típico desayuno Ecuatoriano: Huevos revueltos con arroz y café. Con toda esa energía salimos a la ruta por la carretera E25
En el camino llovía mucho pero todo bien, escuchando la radio que pasaban salsa nos dirigíamos hacia Quito. En todas las poblaciones había gente vendiendo fruta en las banquinas, rodeados de mucha vegetación y montañas verdes, sembrados, vacas, gente trabajando la tierra, hasta que salio el sol y continuamos por la carretera E 60.
Luego de Riobamba, desde donde vimos montañas nevadas, continuamos viaje por la carretera E 35 pasando por Ambato y Latacunga
Llegando a Quito entramos en la autopista y se largo a llover con toda la fuerza, al punto de no poder ver para adelante. Íbamos atrás de un autobús que nos guiaba el camino.
Después de varios kilómetros bajo la lluvia el limpia parabrisas de la derecha se rompió y seguimos andando con uno solo
Ya cuando estábamos entrando a la ciudad dejo de llover
En el camino llovía mucho pero todo bien, escuchando la radio que pasaban salsa nos dirigíamos hacia Quito. En todas las poblaciones había gente vendiendo fruta en las banquinas, rodeados de mucha vegetación y montañas verdes, sembrados, vacas, gente trabajando la tierra, hasta que salio el sol y continuamos por la carretera E 60.
Luego de Riobamba, desde donde vimos montañas nevadas, continuamos viaje por la carretera E 35 pasando por Ambato y Latacunga
Llegando a Quito entramos en la autopista y se largo a llover con toda la fuerza, al punto de no poder ver para adelante. Íbamos atrás de un autobús que nos guiaba el camino.
Después de varios kilómetros bajo la lluvia el limpia parabrisas de la derecha se rompió y seguimos andando con uno solo
Ya cuando estábamos entrando a la ciudad dejo de llover
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